miércoles, 22 de junio de 2011

Científicos atmosféricos han descubierto nuevas pruebas para fundamentar la teoría enérgicamente debatida de que el aumento de la temperatura en nuestro planeta, ha contribuido a la emergencia de huracanes más intensos en el Océano Atlántico.


 
“Las condiciones medias en el Atlántico en cualquier momento dado están casi en el punto de lo que necesita un huracán para formarse, por ello podría ser que imponiendo sólo un pequeño cambio (realizado por el hombre) en las condiciones, se aumentarán las posibilidades de tener un tornado”, afirma uno de los autores del estudio.  
Especialistas de la Universidad de Wisconsin-Madison y del Centro Nacional de Datos Climáticos (National Climatic Data Center - NCDC) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, reportaron el descubrimiento en la revista Geophysical Research Letters. El trabajo puede contribuir a resolver algunas de las controversias que se han arremolinado alrededor de dos estudios realizados el año pasado, y que establecieron conexiones entre el calentamiento global y la generación de huracanes cada vez más intensos.
“El debate no es acerca de los métodos científicos, sino que se centra en la calidad de los datos de huracanes”, dice James Kossin, científico investigador del Instituto Cooperativo para estudios con Satélites Meteorológicos de la UW-Madison. “Avanzamos el primer paso para resolver este debate”, afirma el especialista.
La naturaleza inconsistente de los datos de huracanes ha sido un punto delicado durante décadas en la comunidad de investigación de este fenómeno. Antes de la llegada de los satélites meteorológicos, los científicos estaban forzados a confiar en notificaciones dispersas de barcos y diarios de navegación para mantenerse al día sobre las condiciones tormentosas. La llegada de los satélites en los años sesentas mejoró notablemente la situación, pero la tecnología ha cambiado tan rápido que los registros de los satélites más nuevos son apenas consistentes con los de los antiguos.
Kossin y sus colaboradores se dieron cuenta de que necesitaban pulir los datos antes de explorar cualquier interacción entre temperaturas más cálidas y actividad de este tipo de tormentas. Los investigadores, trabajando con los archivos de la NCDC que contienen la información global de satélites desde el año 1983 hasta el 2005, han igualado los datos, esencialmente simplificando la información de los satélites más nuevos, para alinearla con los registros de los más antiguos.
“Este nuevo conjunto de datos no se parece a nada que se haya hecho previamente”, dice Kossin. “Va a servir un propósito puesto que es el único conjunto de datos globalmente consistentes. La advertencia, por supuesto, es que sólo llega hasta 1983”, aclara.
Incluso así, es un buen comienzo. Una vez que los investigadores del NCDC retocaron las imágenes de los tornados, Kossin tuvo una nueva visión de cómo los nuevos datos de intensidad de huracanes correlacionaban con el incremento de temperatura de los océanos, un efecto colateral del calentamiento global.
Lo que encontró sostiene -tanto como contradice- a algunos descubrimientos previos. “Los datos dicen que la intensidad de los huracanes en el Atlántico ha tendido a crecer bastante”, dice James Kossin. “Sin embargo la tendencia parece estar inflada o ser espurea en otros lugares, lo que significa que no podemos hacer todavía ninguna aseveración global”, señala. 
“Las temperaturas de la superficie marina podrían ser una razón por la que los gases de invernadero son una herramienta escrupulosamente única en el Océano Atlántico”, afirma este especialista. Los huracanes necesitan temperaturas de alrededor de 27ºC (81ºF) para formarse. Como media, la superficie del Atlántico está ligeramente más fría que esto mientras que otros océanos, como el Pacífico Occidental, son naturalmente mucho más templados.
“Las condiciones medias en el Atlántico en cualquier momento dado están casi en el punto de lo que necesita un huracán para formarse, por ello podría ser que imponiendo sólo un pequeño cambio (realizado por el hombre) en las condiciones, se aumentarán las posibilidades de tener un tornado”, afirma Kossin.
El Atlántico es también único en que todas las variables físicas que convergen para formar huracanes (incluyendo velocidades y direcciones del viento y temperaturas), misteriosamente se alimentan unas a otras de maneras que sólo hacen las condiciones más adecuadas para una tormenta.
“Aunque podemos ver la correlación entre el calentamiento global y la intensidad de los huracanes, todavía necesitamos entender exactamente porqué el Atlántico está reaccionando a las temperaturas más cálidas en este sentido, y esto es mucho más difícil de hacer”, señala James Kossin. “Necesitamos crear modelos y simulaciones para comprender lo que está pasando aquí realmente. Por ahora, sobre esto es en lo que deberíamos estar pensando”, finaliza.


Fuente: Universidad de Wisconsin-Madison

Traducción realizada por David Martínez Herrera, colaborador del sitioAstroseti.org.

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